En homenaje a nuestros amigos mexicanos quiero recordar aquí la siguiente publicación:
La linterna mágica era un dispositivo óptico conocido ya, al menos, desde el siglo XVII y usado por los jesuitas como instrumento pedagógico. Su popularidad es tal que en el XVIII se convierte en un espectáculo que compite en los teatros por el favor del público junto a otras diversiones como las máquinas corpóreas, sombras y fantasmagorías. A comienzos del XIX son numerosas las publicaciones que tienen en su cabecera el nombre de este aparato de proyección, como sucede con
la Linterna mágica o semanario fisonómico para conocer bien al emperador de los franceses y su honrada familia: dividido en varias escenas y coloquios publicada
en Sevilla en 1808. La lógica imperialista de la monarquía hispánica explica que esta cabecera se reimprimera al año siguiente en México, más aún
cuando toda la América veía con temor que las tropas españolas no eran
capaces de contener el avance francés y que Napoleón soñaba con alcanzar
los territorios que la corona española poseía al otro del otro lado del
Atlántico, de ahí que el título apunte al objetivo desenmascarador de esta publicación.
A lo largo de la centuria, se publicarán otras tantos periódicos homónimos, como tuve ocasión de comentar en el XII Congreso del Centro Internacional de Estudios sobre Romanticismo Hispánico "Ermanno Caldera" en Verona.
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