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domingo, 3 de abril de 2016

De Cádiz a Madrid. Hosteleros italo-gaditanos en fondas y cafés políticos.

     Juan Antonio Gippini era el dueño, hasta 1766, fecha en que fue derribado, del edificio en que estuvo sitauada la Fonda de San Sebastián y su café. Era allí donde se reunían los ilustrados Nicolás y Leandro Fernández de Moratín , José Cadalso, Ignacio López de Ayala, Francisco Cerdá Rico, Vicente de los Ríos, Pietro Napoli Signorelli y Juan Bautista Conti, entre otros. Se dice que Gippini, el dueño de la fonda, tenía avisos como «Prohibido hablar de política» y «Sólo se puede hablar de toros, teatro, versos y cosas de amor», etc.
     No sé si puede ser el mismo Gippini que, según Dionisio Pérez, se había educado en una hostería de la calle del Beaterio en Cádiz, donde se hacían empanadas de ostiones y luego había trabajado en las cocinas de Jerez que atendieron al Conde de Artois durante su estancia en Jerez en 1783. Convertido este en Carlos X, rey de Francia, en 1824, se llevó al cocinero italo-gaditano en calidad de maître d'hôtel confiseur de las cocinas reales, donde adaptó las empanadas gaditanas al material francés, convirtiéndolas en exquisitas empanadas de ostras.
     El escritor, periodista y gastrónomo grazalemeño, Dionisio Pérez, que en Madrid acudía a los cafés de Fornos y Lion, solía estar bastante bien informado.
Guía del Buen comer español, 1929. Fuente. Blog De Castro ero.
     Por su parte, el dueño de «La Fontana de Oro» era un italiano oriundo de Verona llamado Giuseppe Barbazan.
     Habrá que seguir profundizando en estos temas.

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