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domingo, 8 de marzo de 2015

8 de marzo. Cuestión de todos

          Como cada 8 de marzo, dedico unas línes de este blog a reflexionar sobre la desigualdad que afecta a hombres y mujeres. Hay quien no entiende que sea necesario conmemorar este día, pero la realidad está ahí, y parece perpetuarse de forma tozuda, sigue advirtiéndonos que aún no somos iguales. Y los recortes en educación e igualdad, no hacen sino retrotraernos a un pasado que creíamos haber dejado atrás.
           Es verdad que hemos avanzado en algunas cuestiones y que, desde luego, hoy, en la sociedad occidental, las mujeres tienen más posibilidades de desarrollarse como personas y de ejercer su derechos como ciudadana, que aquello por lo que las mujeres llevan luchando en España desde hace más de doscientos años, el derecho a la educación, lo hemos conquistado y hoy muchas mujeres han logrado doctorarse, sin que sean mujeres excepcionales como aquella Mª Quintina Isidra de Guzmán: pero lo cierto es que su progreso en la carrera profesional no es el mismo que el de los hombres y no es eso lo peor, sino que muchas jóvenes desaprovechan hoy las oportunidades que le brinda la sociedad. Es absolutamente lamentable, más aún cuando hay muchas chicas como Malala dispuestas a dar su vida por continuar con su educación.
          No hace falta llegar a tanto, pero este 8 de marzo debe servir para seguir avanzando en las conquistas de la igualdad y eso debe empezar por que las propias mujeres sean conscientes de que es necesario reconocer la valía de las mujeres luchadoras, en muchas ocasiones silenciadas por la historia.
         No es necesario convertirse en una heroína como Agustina de Aragón, Ángela Tellería, Carmen Silva, Manuela Luna o tantas otras. Tampoco es imprescindible tener cualidades artísticas como Agustina Torres, la pintora Alejandrina Gessler o Emilia Pardo Bazán; basta con querer avanzar en el propio camino personal y, de paso, estimular a otras mujeres a pensar por sí mismas, como hiciera Frasquita Larrea, o Inés Joyes

Alejandrina Gessler , Madame Anselma, Juno (1882), óleo sobre lienzo.Ateneo de Madrid

Simplemente es necesario hacer el trabajo bien hecho y procurar madurar intelectual y emocionalmente, como bien supo hacer Madame Curie. La emancipación femenina es cosa nuestra; pero también es necesario que la sociedad se dé cuenta de que ignorar la valía de las mujeres es desaprovechar la mitad del talento necesario para progresar.
         Si todavía son necesarios más de 70 años para que el trabajo de las mujeres sea valorado de la misma manera que el de los hombres, si las mujeres no se van a sentir apreciadas, estimuladas, para realizar sus tareas en las mismas condiciones que el resto de los mortales, nos estamos condenando a avanzar mucho más lentamente de lo que podríamos hacerlo.
          Entre esas tareas que, iniciadas, aún necesitan la colaboración de todos para ser completada está la de rescatar el papel de muchas mujeres a las que la historia ha postergado o excluido. Algunas con nombre propio como la cómica y tocaora de guitarra Francisca Valdibia, a la que dedico una entrada en mi blog literario, otras anónimas, que están esperando ser rescatadas del olvido. No dejemos pasar la oportunidad. La reivindicación del 8 de marzo nos compete a todos.
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