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sábado, 20 de abril de 2013

Las milicianas revolucionarias del Trienio Liberal

       Como recordaba Jordi Roca Vernet en su conferencia «De la tribuna a la milicia, las mujeres revolucionarias en el Trienio Liberal» y ha estudiado en un trabajo anterior sobre la cultura política liberal para estas mismas fechas, es posible recuperar gracias a las imágenes —procedentes de grabados, folletos y aleluyas de la época—, documentos de archivo y extractos de muchos de los artículos aparecidos en los papeles periódicos el papel que desempeñaron las mujeres entre 1820 y 1823 el llamado Trienio Liberal  en la res publica. En esta etapa, y de manera concreta en el periodo coincidente con la división de los liberales entre moderados y exaltados, se aprecia un vínculo entre el proceso político español y la Revolución francesa en lo que a la imagen se refiere, y así se representa a la mujer como un actor más en el pronunciamiento liberal. 
       Pero no se trata solo de iconografía, en estas fechas y aprovechando los resquicios que dejaba la Constitución de 1812, se articula todo un discurso de actuación política de las féminas, mediante el que estas reclaman su campo de acción como ciudadanas. Uno de los espacios de actuación de estas mujeres fueron las tertulias patrióticas, en las que se imita el funcionamiento de las Cortes, y que se convierten en un espacio de representación política, donde no se excluye la participación femenina. Efectivamente, a ellas asisten oradoras, socias y público en general; de modo que, como señalaba Jordi Roca, puede decirse que la tertulia alberga la voz del pueblo en un sentido lato, pues se integra en ella la opinión de las mujeres.
          Una de las instituciones más destacadas y en línea con el liberalismo exaltado fue la Tertulia Patriótica de Lacy, donde sus catorce socias promovieron diferentes algunas actuaciones que continúan la línea iniciada por la gaditana Sociedad de Señoras durante las Cortes de Cádiz, como la elaboración de uniformes militares y otras más próxima a la actuación de la gerundesa Compañía de Señoras de Santa Bárbara durante la Guerra de la Independencia, como la creación de una Sociedad de Milicianas, que coadyuvaría en las labores de defensa moviendo el armamento. 
De la importancia social que tuvieron estas mujeres dan buena cuenta las estampas en folletos, las referencias a las milicianas recitando discursos en el teatro o el diseño de un soldado de plomo con su figura. Ahora bien, su influencia no tardó en tratar de ser limitada, en primer lugar mediante el cambio de nombre de la tertulia por el de «Sociedad de humanidad y beneficencia». Más tarde, y especialmente tras el retorno al absolutismo, como ha estudiado Elena Fernández para la guerra de la independencia, se invitará a las mujeres a continuar con sus labores de hilo y aguja y se demonizará el comoportamiento viril de las que portaron armas.
       No será muy diferente la imagen negativa de las primeras republicanas, aunque pudiera destacarse otra muy diferente como hizo la revista La Campana de Gracia en 1873:

Fuente: Jaume Capdevila.

            
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