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lunes, 1 de octubre de 2012

Tomasa Palafox, Marquesa de Villafranca

Entre las mujeres que brillaron por mérito propio en el tránsito de 1800, no cabe duda de que uno de los referentes fundamentales es Tomasa Palafox y Portocarrero (1780-1835), marquesa de Villafranca, de quien Gloria Espigado publicó una estupenda biografía en Heroínas y Patriotas. Mujeres de 1808.



 Su madre -María Francisca de Sales Portocarrero, condesa de Montijo-, fue una de las ilustradas más brillantes y solía reunir en torno suyo una tertulia, frecuentada también por numerosos viajeros como  Lady Holland, quien anotó en su diario de viaje que «estaba dotada de un talento y un ingenio descomunales».
Tomasa fue académica de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y tal era su afición a las artes que Goya la retrata pintando a su vez a su marido, Francisco de Borja Álvarez de Toledo, marqués de Villafranca, que aparece representado en el cuadro con el uniforme de oficial de infantería. El marido mira a la marquesa desde el retrato y, tal vez, ella está mirándolo a él que le sirve en esta ocasión como modelo.
Desde 1799 era socia de la Junta de Damas de la Sociedad Económica Matritense, donde realizó una enorme labor a favor de los niños incluseros, igualmente demostró gran interés por la recepción del sistema pedagógico lancasteriano.[1] 
Francisco de Borja fue llamado a la corte en 1803 como Gentilhombre de cámara de Carlos IV y Caballerizo Mayor de la reina Mª Luisa, pero, al parecer, estuvo implicado en el motín de Aranjuez y por ello fue desterrado a 60 leguas de la Corte, mientras su mujer quedaba embarazada de su segundo hijo.
La ocupación de Madrid por el ejército napoleónico los hace retirarse a su propiedad en Murcia, concretamente al Castillo de Vélez Blanco. Desde aquella ciudad Tomasa, intento contribuir con el auxilio al ejército, tal como venía haciendo la Junta de Señoras en Madrid, pero su marido fue elegido diputado por Murcia, y junto los con otros nueve representantes, hubieron de trasladarse a la Isla de León, donde llegaron el 24 de octubre de 1810.
En Cádiz encontró el caldo de cultivo necesario para retomar su actividad, y, gracias a la generosidad de Engracia Coronel, promotora de la iniciativa, y al auxilio de otras residentes gaditanas, fue nombrada Presidenta de la Junta de Señoras de Fernando VII, donde realizaría una magnífica labor que no se limitaría al recinto gaditano, gracias entre otros motivos a sus relaciones de parentesco y amistad.
Las Señoras de la Junta, además de colaborar con la intendencia del ejército y los hospitales o recaudar fondos para la confección de los uniformes, participaron en la prensa periódica dando cuenta de sus actividades en el Semanario Patriótico o en El Conciso. También hicieron llamadas a otras mujeres para que desde Granada y Sevilla, la Habana, Veracruz y otros lugares de América colaboraran en la defensa de la patria. 

De regreso en Madrid, continuaría con la actividad en la Junta de Damas y, muerto su hijo en 1816, María Tomasa sería nombrada presidenta de la Junta madrileña entre 1817 y 1824,[2] Muerto el marido en 1821, escribe en estas fechas la memoria sobre la situación de la Inclusa. Ella casaría tres años después en Nápoles con el brigadier José Álvarez de Toledo. María Tomasa moriría en Cremano, una villa cerca de Nápoles, en 1835.






[1] Como muestra de su excepcional sensibilidad hacia el cientifismo de su época, Gloria Espigado destaca la donación del cuerpo de su primogénito para el estudio de la ciencia médica. Cf. «Mujeres y ciudadanía: Del Antiguo Régimen a la Revolución Liberal».
[2] Elisa Martín-Valdepeñas Yagüe, «Relaciones de parentesco entre los miembros de la sociedad económica matritense en el reinado de Fernando VII (1808-1833), en Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, historia Contemporánea, t. 17 (2005), pp. 13-43.  A esta época pertenecen varios escritos como el Elogio a la reina María Isabel de Braganza (1819), la Memoria instructiva de los negocios de la Real Junta de Señoras de honor y mérito de 1819 y 1824.



1 comentario:

Unknown dijo...

Muchas gracias por tan interesante investigación sobre un aspecto muy poco conocido, por lo menos para mi, de esa época histórica.

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