Como figura en la propia edición, el autor ofrece «una historia de la emigración política de liberales y
afrancesados españoles durante el reinado de Fernando VII, ubicándola en
el contexto del amplio exilio que afectó al mundo euroatlántico durante
el primer tercio del siglo XIX». Se trata del exilio a que se vieron forzados muchos liberales que no consiguieron escapar a la represión del monarca absoluto, o que temieron por su vida nada más conocer las primeras noticias del regreso de Fernando VII.
En primer lugar, la obra analiza «la experiencia
del exilio español en Inglaterra, Francia, Estados Unidos y
Latinoamérica, además de considerar a España como país receptor de
exiliados durante el Trienio Constitucional (1820-1823). A través del
análsis de las actividades conspirativas, políticas, literarias,
periodísticas y educativas de los emigrados, se quiere mostrar el papel
central que el fenómeno del exilio tuvo en la formación y extensión del
liberalismo y del republicanismo a nivel global, poniendo de manifiesto
la exitencia de contactos y tranferencias transnacionales».
Lejos de quedarse en este primer nivel, el libro contribuye a poner de relieve el alcance que estos exilados tuvieron en Europa y América y lo que esos significó para las relaciones políticas internacionales. Como señala el autor, «España trataba de resolver la crisis identitaria surgida de
la descomposición de la monarquía en un contexto de persecución
política», al tiempo que en ella «se ponían los cimientos de la nación liberal».
Para hacer este libro, Simal cuenta con la experiencia previa de haber dedicado algunos trabajos a la figura de Félix Megía, uno de los editores del periódico El Zurriago, a quien Ángel Romera dedicó igualmente un espléndido trabajo.
Simal comienza analizando el desarrollo del liberalismo y el republicanismo en el contexto de la Europa de la Restauración, no ajena a los movimientos políticos que se daban en el mundo Atlántico. Se trata de ver el exilio como una de las dinámicas transnacionales en las que destacaron fenómenos como el liberalismo y el republicanismo, pero también la contrarrevolución. Los capítulos 3º a 6º recorren la geografía de los exilios, haciendo especial hincapié en cuatro fechas claves: 1814, 1820, 1823 y 1830. A continuación, los capítulos 7 y 8 examinan las actuaciones de los exilados en un contexto global, pero con tres objetivos muy claros: derribar la Monarquía de Fernando VII, cultivar la literatura para sustentar la acción política y «participar en proyectos educativos conectados con el ideario liberal y republicano».
Finalmente, el capítulo 8 se dedica a examinar los discursos con que el exilio contribuyó al desarrollo internacional de la causa liberal, al tiempo que se «reflexiona sobre la identidad española en el exilio, en el contexto de la desintegración del imperio español y la aparición de nuevas adscripciones nacionales».
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