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jueves, 6 de diciembre de 2012

«Declaración de Cádiz» en la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado (I)

Con motivo de la La XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Cádiz, los días 16 y 17 de noviembre de 2012, bajo el lema «Una relación renovada en el Bicentenario de la Constitución de Cádiz», se ha proclamado la «Declaración de Cádiz». Una declaración y una cumbre que homenajea, pues, a los representantes de uno y otro lado del Atlántico que trabajaron en las Cortes desde su inauguración el 24 de septiembre de 1810 en la isla de León, actual San Fernando, para consensuar la Constitución de 1812 y que reactualiza su legado en la fortificación y renovación de los lazos entre nuestras actuales naciones.
           Por ello en el primer punto se declara: «La Constitución de Cádiz de 1812 marca uno de los hitos históricos fundamentales del acervo constitucional iberoamericano, cuyos principios de libertad individual, democracia, soberanía popular, separación de poderes, legitimidad e igualdad jurídica nos permiten reconocernos como iberoamericanos»
          Y, en el segundo, se recuerda que «La Constitución de 1812 contribuyó, en pleno proceso de independencia de las naciones iberoamericanas, a establecer un nuevo ordenamiento político que instituyó la noción de ciudadanía, determinó el sometimiento de los gobernantes a las leyes de la Nación y estableció formas de libre elección de las autoridades»
           Además, en su punto tercero, sostiene que los contenidos y los ideales de la Constitución de 1812, en cuya redacción «participaron activamente, lado a lado, representantes de ambos hemisferios», «contribuyeron posteriormente a definir y enriquecer los marcos constitucionales de los estados iberoamericanos y a consolidar sus procesos de formación».
          El punto cuarto se subraya el avances producido en estos doscientos años,  al destacar
«los procesos de consolidación de la democracia y del estado social de derecho llevados adelante por los países iberoamericanos, que contribuyen a alcanzar los objetivos de bienestar general, de inclusión y cohesión sociales, de equidad y de solidaridad; y que abren nuevas y promisorias perspectivas para potenciar los vínculos de la Comunidad Iberoamericana y disminuir las asimetrías existentes entre nuestros países»

          Aunque es evidente que este tipo de declaraciones constituyen una manifestación de intenciones, también es cierto que llevan un importante trabajo previo, que permite augurar que algunas de esas intenciones marcarán los objetivos estratégicos de las políticas de nuestros países iberoamericanos.
          Así, el punto quinto pone el acento en la búsqueda del bienestar de los pueblos: «Partiendo de esos principios y de los valores del acervo político, económico y social de la Conferencia Iberoamericana, es necesario mantener una presencia relevante en la agenda internacional, aprovechar eficazmente las oportunidades que ofrecen nuestros vínculos con otras áreas del mundo y participar en un proceso de crecimiento conjunto y desarrollo sostenible centrado en el bienestar, para satisfacer las necesidades concretas de nuestros pueblos, especialmente la erradicación del hambre y de la pobreza extrema y la reducción de la pobreza, la igualdad de oportunidades, la disminución de la inseguridad, el aumento en la cobertura, la mejora de la calidad y el acceso equitativo a los servicios básicos y a la seguridad social, la creación de trabajo decente y de calidad, la igualdad de género y la protección de los derechos de los grupos más vulnerables».

          El punto sexto pone su acento sobre la cultura y a ella dedicaré su oportuna entrada, pero no quiero dejar de consignar los seis ejes fundamentales, en los que se van a centrar los esfuerzos de los próximos años: a) el desarrollo económico al servicio de la ciudadanía; b) el desarrollo de las infraestructuras en ámbitos como el transporte, las telecomunicaciones, la energía y el uso y la gestión sostenible del agua; c) la promoción de Iamicro, pequeña y mediana-empresa para incrementada productividad y la competitividad, así como para estimular los procesos de innovación; d) el fortalecimiento institucional; e) la educación y el impulso al espacio cultural iberoamericano y su potenciación como factores de inclusión social y de crecimiento económico; y f) el impulso a la creación de trabajo decente, que es también eje vertebrador y transversal de nuestras acciones en el ámbito económico.
          El texto completo puede leerse aquí.

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