Desde luego que sí, que a los doceañistas les gustaba la calle, y no solo a ellos, sino a los que por aquellas fechas habitaban la urbe gaditana, capital del Reino.
En las calles se formaban los corrillos que desde Ancha al Mentidero, la calle de la Carne y la calle Nueva, con sus adyacentes, hacían circular los detalles de lo que ocurría en las sesiones de Cortes, en la Iglesia de San Felipe Neri, pero también se propagaban los bulos, ocurrencias y rumores (o voces vagas, como gustaba decirse entonces) que desde tertulias, tabernas, cafés, librerías o barberías pretendían mediatizar las discusiones y actuaciones de los Diputados.
En homenaje a esta inclinación callejera trataremos de asomarnos a aquellas calles del Doce.
En las calles se formaban los corrillos que desde Ancha al Mentidero, la calle de la Carne y la calle Nueva, con sus adyacentes, hacían circular los detalles de lo que ocurría en las sesiones de Cortes, en la Iglesia de San Felipe Neri, pero también se propagaban los bulos, ocurrencias y rumores (o voces vagas, como gustaba decirse entonces) que desde tertulias, tabernas, cafés, librerías o barberías pretendían mediatizar las discusiones y actuaciones de los Diputados.
En homenaje a esta inclinación callejera trataremos de asomarnos a aquellas calles del Doce.
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