Como decía en una entrada anterior, a
nadie se le escapa que, en estos tiempos de cambio, de crisis, es
necesario concentrarse en lo esencial y, por eso, es aún más importante
que el punto sexto de esta «Declaración
de Cádiz» haya puesto el acento en el patrimonio constituido por una
cultura común y haya animado a profundizar en ella como medio de
integración y fortalecimiento de la identidad iberoamericana: «Las
amplias, variadas y ricas expresiones culturales de nuestra identidad
común son el ámbito más profundo de vinculación e integración de la
Comunidad Iberoamericana y constituyen un factor cada vez más dinámico e inclusivo de nuestros pueblos. En este sentido, nuestras lenguas y culturas comunes constituyen un gran acervo para el desarrollo y para el establecimiento de un mercado iberoamericano de la cultura».
Efectivamente, el patrimonio, la cultura, la lengua es el punto clave sobre el que deben girar los nuevos lazos iberoamericanos. En esto coincidíamos cuando abordábamos hace meses nuestra «Declaración Universitaria. Cultura América-España» y partíamos para ello de las posibilidades que se habían abierto a partir de la difusión de la Ilustración Europea en América.
El caso es que la denominada «Declaración de Cádiz» apunta en esta dirección cuando afirma «Subrayando la importancia de la cultura y de la educación como factores de inclusión y cohesión social y de desarrollo sostenible, convenimos:
1. Impulsar el Espacio Cultural Iberoamericano, afirmando el valor singular de la cultura que compartimos y de su diversidad, velando por los derechos culturales y facilitando la circulación y el intercambio de bienes y servicios culturales en la región.
2. Impulsar la producción cultural y las industrias culturales de la región y aumentar el intercambio de bienes y servicios culturales, potenciando su valor, basado en la creatividad, el conocimiento y la innovación, favoreciendo el acceso a la cultura como factor de desarrollo y de inclusión social y estimulando las iniciativas tanto de carácter público como privado en el ámbito cultural.
3. Proteger el acervo cultural de nuestros países, adoptando las medidas jurídicas, administrativas y prácticas necesarias para prevenir el expolio y el tráfico ilícito de bienes culturales. Implementar, asimismo, campañas de difusión y estrategias de cooperación bilateral y multilateral que preserven y salvaguarden el patrimonio cultural, material e inmaterial para las futuras generaciones y que permitan beneficiarse de él en armonía con la globalización del conocimiento y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.
4. Redoblar los esfuerzos orientados a cumplir con los objetivos establecidos en el "Programa Metas 2021: La educación que queremos para la generación de los Bicentenarios", adoptado en la XXª Cumbre Iberoamericana de Mar del Plata de 2010.
5. Profundizar el desarrollo de políticas educativas de carácter inter-sectorial con equidad e inclusión que permitan disminuir las desigualdades en materia de acceso y calidad de la educación en todos sus niveles.
6. Seguir promoviendo el acceso universal de los alumnos y docentes a las tecnologías de la información y comunicación eTICs) que garantice una educación de calidad y una integración plena en la Sociedad de la Información y el Conocimiento. En este ámbito, impulsar un mayor acercamiento entre las instituciones responsables de generar conocimiento y fomentar la cooperación entre los países iberoamericanos.
7. Fomentar el intercambio educativo, en particular a nivel superior y tecnológico; promover la participación y actualización de una oferta académica de calidad en el sistema educativo, especialmente en las universidades y otros centros de educación superior; y en este marco, estimular esquemas de cooperación y entendimiento que posibiliten el efectivo reconocimiento recíproco de grados y títulos.
8. Estimular una mayor participación de las empresas en la formación técnico-profesional mediante contratos de formación y aprendizaje y programas de capacitación, para lograr una mayor preparación de los jóvenes, promover su espíritu emprendedor, su acceso e integración productiva en el mercado de trabajo y el uso de las nuevas tecnologías.
Si todo fuera eso, ya valdría la pena, pero es que, además, y es mi opinión, me parece que estas metas están al alance de nuestros gobiernos, otra cuestión es que. de verdad, quieran hacerlo. La Universidad -y concretamente la de Cádiz, seguro- contribuirá a ello. Ojalá y todos los dioses quieran contribuir, que los terrestres a los que nos compete, luchemos por ello. Así sea.
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